Uno de los grandes problemas que tenemos los opositores a la hora de enfrentearnos al “visu” de fauna y flora son las sinonimias. No nos preocupa conocer el nombre más actualizado, la denominación correcta de una especie, sin embargo nos preocupa que sea el Tribunal el que no la conozca.
El caso de los anfibios y reptiles es paradójico ya que recientes estudios basados en técnicas moleculares están modificando profunda y constantemente la organización taxonómica de ambos grupos, y con ello la forma correcta de denominar un montón de especies.
Valga como ejemplo nuestro querido sapo corredor, cuya denominación pasó de la clásica Bufo calamita a Epidalea calamita para volver de nuevo a Bufo calamita. La pregunta que nos asalta es si el Tribunal daría por válidas ambas opciones o únicamente la correcta en el momento del examen, es decir, Bufo calamita.
Mi consejo al respecto es hacer un esfuerzo adicional y aprenderse los dos nombres, de forma que en examen pondríamos algo así como:
Bufo calamita (antes Epidalea calamita)
Considerando las especies más comunes que caen en el “visu” he elaborado unas tablas de equivalencias entre los nombres clásicos y los nombres correctos según los criterios de la Asociación Herpetológica Española, publicados en la Lista patrón de los anfibios y reptiles de España en diciembre de 2014.
(*) Lo que tradicionalmente se ha conocido como Podarcis hispanica está siendo objeto de una profunda revisión, aún sin concluir, cuyos resultados son el reconocimiento de varias especies diferentes, siendo estas de momento las siguientes: Podarcis liolepis, P. guadarramae y Podarcis virescens. Para nosotros considero lo más acertado seguir un criterio conservador y si nos ponen esta lagartija, asumirla a Podarcis hispanica.